sábado, 23 de enero de 2016

"Que los libros tienen el poder de cambiarnos, es algo que me parece fuera de toda discusión."

En clase de lengua me mandan escribir al menos dos comentarios personales al trimestre dando nuestra opinión sobre un tema que nos da la profesora. Esta semana nos ha tocado comentar la frase del título del post, y me parecía tan adecuada para esto que no he podido evitar publicarla por aquí.

Aquí está mi redacción:



Cuando empecé el planteamiento de este comentario personal tenía pensado algo así como: Introducción, argumentos a favor, argumentos en contra y conclusión. Pero me he dado cuenta de que en realidad no tengo ningún argumento en contra de lo que dice el autor del texto, así que he decidido corroborarlo de acuerdo a mi propia experiencia.

Antes de empezar con mis vivencias a los doce años necesito contextualizar los hechos: Al llegar a primero de la ESO yo era una niña insegura de sí misma, buscando desesperadamente la aprobación de las chicas guays de clase, sin tener nada más que una amiga verdadera. Sí, era la oveja negra de mi clase. Un día decidieron que podría ser divertido alejarla de mí, lo que consiguieron parcialmente, y al ver el único pilar firme en el que confiaba resquebrajarse caí en un pozo oscuro y profundo del que no sabía salir. Esto fue medio año antes de encontrar mi salvación.

La vida tiene muchas etapas, no todas ellas igual de fáciles o difíciles, y a lo largo de mi vida han existido muy malas etapas. Como a la mayoría de los niños, de pequeña aborrecía la lectura; el simple hecho de que me obligasen a leer un libro con el argumento de que leer es divertido me predisponía a pensar que ese libro no sería divertido porque, admitámoslo, a nadie le gusta que le obliguen a hacer algo, sobre todo cuando se es una niña hiperactiva que no podía estar sentada más de media hora sin morir de aburrimiento.

Hay un momento en el que inesperadamente todo cambia. Para mí ese momento llegó por casualidad, un día 20 de abril de 2012: mi madre y yo fuimos al cine a ver una película que tenía muchas ganas de ver, pero yo soy de esas personas que no tienen una idea fija en la cabeza demasiado tiempo, así que cuando llegamos a la taquilla le dije a mi madre: “no, mejor vamos a ver Los Juegos Del Hambre”. Cabe destacar que no sabía de la existencia de esa película hasta que vi el nombre en la lista de películas en la taquilla, así que no sabía ni de qué iba, de si me iba a gustar o no y mucho menos de que estaba basada en unos libros.

La película terminó, y puedo asegurar aquí y ahora que nunca antes había tenido esos sentimientos de emoción, nervios, felicidad y ansiedad juntos antes; esas intensas ganas de más que no se pueden aguantar, esas emociones que me transmitieron los personajes… Cuando empezaron los créditos estaba quieta en la butaca del cine, rogando a todas las deidades existentes que hubiese una continuación de esta película, a lo cual mi madre me dijo que estaba basada en un libro. Luego me enteré de que la siguiente película saldría en un año y medio. ¿Para una niña hiperactiva e impaciente? «Ya, claro. Antes me leo el libro».

Al salir del cine mi madre me ofreció ir a cenar fuera, a lo que le respondí que no (Estibaliz Marchan rechazando comida del Burger King es algo digno de mención), que lo único que necesitaba era llegar a casa, coger el libro electrónico de mi madre y descargar los libros y saber cómo continuaba una historia que me atrapó más fuerte que los brazos de Morfeo. Y esto no es una mera expresión, empecé a leer el libro a la noche y me eché en la cama a leer. Para cuando me quise dar cuenta ya eran las doce del día siguiente, pero estaba tan inmersa en la historia que me dio absolutamente igual.

Seguí leyendo; esa era la prioridad ese fin de semana, (en realidad no recuerdo haber hecho nada más a excepción de ir al baño, así que no estoy segura ni de haber comido) así que terminé los libros, sólo tres días después de haberlos empezado. Era oficial: ya no veía mi vida del mismo modo; mi vida había cambiado sin yo saber entonces cuánto.

Los meses siguientes aprendí a canalizar mis emociones en la lectura, y aunque pueda sonar a algo malo, a aislarme; cerrarme en mi burbuja invisible e irrompible donde ningún comentario pernicioso pudiera alcanzarme. Empecé a pensar por mí misma, a aceptarme, a dar mi opinión libremente, desentenderme de lo que la gente dijera de mí, porque al fin y al cabo yo misma sé quién soy, y no necesito a nadie que lo apruebe.

¿Los libros tienen el poder de cambiarnos? No exactamente; un libro puede ser, si es el libro indicado, el engranaje motor de una cadena de piezas más grandes o pequeñas que no pueden funcionar correctamente las unas sin las otras. Una película, que condujo a un libro, que a su vez condujo a los siguientes y descubrir una de mis mayores pasiones fue lo que necesité para darme cuenta de que tal vez el ser popular o ser aceptada no fuese lo único en la vida.



Como os habréis dado cuenta, es algo personal, y con esto siento que os estoy dando un pedacito de mi misma, asi que espero que os haya gustado♥


3 comentarios:

  1. Jo Lau, muchas gracias. Espero que te haya gustado porque en cierto sentido tambien es la razón por la que te conocí a ti

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  2. Qué historia Esti. No puedo entender por qué a veces los niñxs se comportan así, haciendo daño a los demás. Encontraste tu salvación, en los libros, y me alegro por ello. Y recuerda siempre que eres una persona realmente genial, fantástica. Un besazo!

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